El complejo panorama climático hace necesaria la búsqueda de formas de producción más sustentables. En el caso de la agricultura, una alternativa que se viene abriendo camino con fuerza es la implementación de sistemas agrovoltaicos (o agrivoltiacos), el cual consiste en aprovechar el mismo espacio de tierra para cultivar y generar energía a partir del sol.
“La idea es de muy sencilla ejecución: instalar paneles solares en plantaciones, de manera que se crean un espacio de invernaderos solares. El mismo terreno sirve así para un doble propósito (cultivar y obtener electricidad a partir de energía solar); mientras que la sombra que producen los paneles ayuda a las plantas a soportar el calor”, explican en el sitio Chile Desarrollo Sustentable.
El sistema agrovoltaico fue inventado en 1981 por los alemanes Adolf Goetzberger y Armin Zartrow. “El concepto ofrece ventajas en todos los aspectos del nexo entre Agua-Energía-Alimentos”, resume un texto del centro de investigación Fraunhofer, del cual Goetzberger es fundador.
Beneficios
Se considera un concepto innovador ya que presenta una serie de soluciones para los agricultores.
Uno de los mayores problemas al momento de optar por la energía solar fotovoltaica es la reducción de espacios, pero al ser instalados sobre el mismo suelo donde se extiende el cultivo se reduce la posibilidad de este conflicto. Por ejemplo en vez de utilizar 1 hectárea para trabajar la tierra y una más para instalar una planta, al combinarlo solo se utiliza una.
La instalación de paneles solares sobre los cultivos funciona como alternativa a las mallas utilizadas para evitar el punto de saturación de la luz. Esto representa un ahorro económico y beneficio medioambiental, al no tener que reemplazarlas cada cierto tiempo.
Lo anterior va de la mano con el ahorro de agua, ya que la sombra generada por los paneles solares evita que se evapore más rápido, manteniendo hidratado el cultivo, que a su vez ayudan a mantener la temperatura de los paneles, haciéndolos más eficientes.
Un dato ligado a la escasez hídrica que sufren muchas comunas de Chile, es que, según estimaciones, los sistemas agrovoltaicos “pueden reducir la necesidad de riego hasta en un 20%”, según explican en una nota de Tendencias Tecnológicas.
“El concepto Agrovoltaico reemplaza las mallas agrícolas con paneles fotovoltaicos e integra la tecnología fotovoltaica en la agricultura. Así el concepto presenta una solución, que promete tener el potencial de adaptar la agricultura chilena a los efectos del cambio climático y al mismo tiempo de mitigar las causas, habilitando la energía solar sin causar conflictos de uso de suelo”, indica un texto de Fraunhofer relacionado al tema.
Tipos de instalaciones
Los tipos de instalaciones que se hacen siempre son con los paneles a una altura que permita el crecimiento del cultivo y posibilitar el tránsito de maquinaria donde se requiera. En otros casos, se instalan los paneles solares sobre el techo de un invernadero.
Además de instalaciones más convencionales, existe una denominada agrovoltaica dinámica, donde las placas se colocan sobre cables elevados que pueden desmontarse y desplazarse a otras zonas del predio permitiendo trabajar un alimento que se da en una estación específica.
Uno de los cuestionamientos a las estructuras fijas es que no permiten la irradiación incida en toda la siembra sino en una parte de ella. Como solución están los sistemas de seguimiento, estructuras que al variar su inclinación consiguen una mayor eficiencia de los paneles y que todo el cultivo reciba la luz solar necesaria.
Como una alternativa de futuro se espera que paneles semitransparentes sean capaces de permitir la recepción solar necesaria para el crecimiento óptimo de los cultivos.
Implementación
Los sistemas agrovoltaicos se han desarrollado principalmente en Europa y Asia. Siendo países como Austria, Italia, Francia y Alemania los que han apostado por esta alternativa en el Viejo Continente. Mientras que Japón y China como los ejemplos orientales.
En América, Estados Unidos se ha tomado en serio la aplicación de la agrovoltaica, tanto en granjas como en el campo de la investigación, como el realizado por la Universidad de Arizona en el Desierto de Sonora.
“En la tierra cultivaron jalapeños, tomates cherry y un tipo de pimientos. La menor llegada de luz solar a los cultivos terminó en una mayor producción, ya que la temperatura y la humedad mejoraron”, reseña una nota del sitio Energy News.
En Chile se instalaron las primeras plantas agrovoltaicas de Latinoamérica en 2017. “La iniciativa consistió en la instalación de tres plantas fotovoltaicas sobre cultivos agrícolas de las comunas de El Monte, Lampa y Curacaví, en la Región Metropolitana, con el propósito de comprobar los beneficios de combinar el uso eficiente del suelo agrícola para la producción de hortalizas y la generación de energía solar”, reseñaba una nota de PV-Magazine.